Un estudio realizado por investigadores holandeses, presentado hoy en Barcelona, ha revelado que los problemas de fertilidad de los progenitores pueden influir en el desarrollo neurológico de los bebés.
La investigación, dirigida por la doctora Karin Middelburg, del
Centro Médico Universitario Groningen (Holanda), evidencia, por otro
lado, que la técnica de la fecundación in vitro no incrementa el riesgo
de trastornos del desarrollo de los niños, en contra de lo que hasta
ahora se pensaba. Middelburg, que ha dado a conocer los
resultados de su trabajo en la reunión anual de la Sociedad Europea de
Embriología y Reproducción Humana, que se celebra hasta mañana en
Barcelona, ha analizado durante varios años la calidad de los
movimientos generales de los bebés nacidos de embarazos de fecundación
in vitro y de niños nacidos por concepción natural en parejas con
problemas de fertilidad. El análisis de la investigadora se ha
centrado en la evaluación de los movimientos espontáneos de los
pequeños durante su primera infancia, ya que la calidad de estas
acciones refleja la integridad del joven cerebro y está relacionada con
enfermedades como la parálisis cerebral, disfunciones neurológicas
menores o problemas de comportamiento una vez alcanzada la edad escolar. Según
Middelburg, las observaciones demuestran que los niños nacidos tras una
reproducción asistida no presentan un mayor riesgo de movimientos
generales anormales y, por tanto, no tienen más posibilidades de sufrir
parálisis cerebral u otros trastornos del desarrollo neurológico que
los niños nacidos por concepción natural en parejas con problemas de
fertilidad. "No obstante, nos intrigó observar que los problemas
de fertilidad parecían estar relacionados con un estado neurológico
inferior al óptimo en la primera infancia", ha señalado la embrióloga
holandesa. Según ha explicado, los movimientos generales
anormales son más frecuentes en los bebés nacidos de padres con
problemas reproductivos que en la población general, lo cual sugiere
que lo que aquí entra en juego son factores relacionados con las
dificultades de reproducción, más que con los procedimientos de
fecundación in vitro. "Creemos que muchos factores asociados a
los problemas de fertilidad pueden estar implicados en el estado
neurológico de los niños. Es una observación intrigante que merece
seguir siendo investigada", ha apuntado Middelburg. La doctora ha
añadido, en este sentido, que los más de 500 menores que han sido
objeto de su estudio se seguirán evaluando hasta cumplir los cuatro
años, ya que algunos trastornos del desarrollo, como los problemas
cognitivos y del comportamiento, sólo se pueden detectar plenamente
cuando los niños son algo mayores. En la segunda jornada de la
reunión anual de la Sociedad Europea de Embriología y Reproducción
Humana (ESHRE) se han presentado otros estudios relevantes, como uno de
la investigadora danesa Anja Pinborg que demuestra que los niños
nacidos tras la transferencia al útero de un embrión que ha sido
congelado y descongelado tienen un mayor peso al nacer que aquellos
nacidos de la transferencia de embriones frescos. En el primer
caso, las madres tuvieron embarazos más prolongados y los niños no
presentaron un mayor riesgo de malformaciones congénitas, tal y como ha
explicado la doctora Pinborg, del Hospital Universitario de Copenhage
(Dinamarca), que ha estudiado a más de 1.200 niños nacidos entre 1995 y
2006. Previamente, ha subrayado Anja Pinborg, se habían expresado
preocupaciones sobre el efecto en el feto de la congelación y
descongelación de embriones, pero "este estudio las ha descartado". Más
de 7.000 expertos de todo el mundo participan en el XXIV congreso anual
de la ESHRE, que este año coincide con el 30 aniversario de Louise
Brown, la primer niña concebida por fecundación in vitro en el mundo, y
con el 24 de Victoria Anna, la primera niña española nacida por esta
técnica en la clínica Dexeus de Barcelona.
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