Calma el estrés, ayuda a olvidar por un rato los problemas y mejora la forma física. Éstas eran, hasta la fecha, las bondades del yoga, el Tai chi y otras técnicas de relajación. Pero no son las únicas. Investigadores del Hospital General de Massachusetts y de la Universidad de Harvard (EEUU) apuntan que sus ventajas llegan mucho más lejos e influyen en aspectos como la presión sanguínea, el latido cardiaco o el consumo de oxígeno. Y también modifican los genes.
"Durante cientos de años, la medicina occidental ha mirado al cuerpo
y la mente como entidades totalmente separadas. Pero ahora hemos
descubierto que las técnicas de relajación que cambian la actividad
mental pueden alterar incluso la expresión genética", señala a
elmundo.es Herbert Benson, uno de los autores del trabajo que publica 'PLoS One'.
'¿Es posible que una simple intervención, no farmacológica, ayude a
los pacientes con trastornos tan dispares como la artritis reumatoide,
la infertilidad o una elevada presión sanguínea?', se preguntaron los
científicos. Y, tras su investigación, contestan que sí. La clave
reside en lo que se denomina "respuesta de relajación",
un estado que se caracteriza porque desciende el consumo de oxígeno,
reduce la presión sanguínea, disminuye las pulsaciones y alivia el
estrés, y que puede conseguirse gracias a las técnicas como el yoga o,
incluso, la oración.
Para comprobar la influencia de estas técnicas y ver cómo afectaban
a los genes, los investigadores realizaron un estudio con 19 personas
que llevaban una media de nueve años practicando este tipo de
ejercicios, con 19 individuos que nunca habían hecho nada de relajación
y con otros 20 participantes que sirvieron de grupo de control y que
recibieron un entrenamiento de ocho semanas en estas técnicas.
Al estudiar los genes de todos observaron que existían diferencias
entre quienes practicaban yoga o Tai chi y lograban obtener una
'respuesta de relajación' y entre los que no eran asiduos a estas
prácticas. Y gracias al grupo de control vieron que estas técnicas
modificaban la cadena genética y, en concreto, que la respuesta de
relajación era la responsable de alterar la expresión de los genes
implicados en procesos como la inflamación o la forma en la que el cuerpo maneja los radicales libres, unas moléculas producidas por el propio organismo y que si no se neutralizan bien, pueden dañar los tejidos y las células.
Al alcance de todos
"Se trata del primer estudio en analizar cómo la mente puede afectar a los genes",
destacan sus autores. "La gente ha estado utilizando las técnicas de
relajación que combinan cuerpo y mente durante milenios. Nosotros hemos
visto que cualquiera puede conseguir la respuesta de relajación gracias
a estas técnicas", afirma Benson.
Para este experto, que practica estas técnicas a diario, "no hay ninguna mejor que otra,
ya que depende de los intereses de cada uno y el mecanismo que está
implicado en la modificación genética es el mismo", indica. "La clave
está en la repetición y la constancia. Puedes conseguir los mismos
resultados con la oración, repitiendo concentrado 'un ave maría', que
con la repetición de los ejercicios de yoga o de palabras como 'paz' o
'amor'", declara.
En los últimos tiempos hay evidencias claras de que el estrés
psicosocial al que está sometido un individuo puede manifestarse con
perturbaciones en los procesos celulares, generalmente aumentando el
estrés oxidativo y, como consecuencia, el envejecimiento celular. La 'respuesta de relajación' es efectiva a la hora de reducir estos síntomas relacionados con el estrés y también ayuda a mejorar trastornos cardiovasculares, autoinmunes y procesos que implican dolor, concluye el estudio.
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