La investigación demuestra que para evitar problemas en el futuro no basta con la observación al microscopio, es fundamental investigar la biología del espermatozoide.
Una investigación realizada por el Instituto Jones
para la Medicina Reproductiva de Norfolk (Estados Unidos) ha
descubierto que algunos espermatozoides que parecen sanos en realidad
muchas veces tiene deteriorado el ADN, lo que podría reducir las
posibilidades de embarazo.
Estos espermatozoides de buena apariencia en ocasiones son
seleccionados para realizar una inyección intracitoplásmica de
espermatozoide (ICSI), técnica que inyecta un único espermatozoide en
un ovocito para fecundarlo y que se usa cada vez con mayor frecuencia
para ayudar a los hombres estériles a concebir hijos.
El investigador Conrado Avendaño, del Instituto Jones para la Medicina
Reproductiva de Norfolk, en Virginia, y su equipo han estudiado a un
grupo de hombres estériles con teratozoospermia moderada y grave, cuyos
espermatozoides presentaban en su mayoría un aspecto anómalo.
Según explicó Avendaño en la XXIV reunión anual de la Sociedad Europea
de Embriología y Reproducción Humana, en un grupo de hombres como éste,
el embriólogo suele seleccionar el espermatozoide 'con mejor aspecto'
para proceder a la inyección.
"Normalmente la selección se lleva a cabo analizando la forma del
espermatozoide en el microscopio. Según este criterio, un
espermatozoide sano, tendrá una cabeza en forma de óvalo regular y una
larga cola recta. Sin embargo, nuestra investigación ha demostrado que
las apariencias pueden ser engañosas", aseveró.
Esta conclusión se basa en el análisis de los espermatozoides de 10
hombres estériles en los que estos expertos descubrieron que, aun
pareciendo normales, muchos de ellos presentaban un ADN deteriorado o
fragmentado. "En el procedimiento rutinario de la ICSI, el embriólogo
elige el espermatozoide que mejor aspecto tiene con la ayuda del
microscopio, pero podría estar deteriorado", recalcó.
"El espermatozoide con el ADN dañado tiene un efecto sumamente adverso
sobre la posibilidad de lograr un embarazo. Aunque se utilice un
espermatozoide deficiente y la mujer quede embarazada, las
posibilidades de un aborto espontáneo son significativamente mayores",
recordó.
Los investigadores compararon los niveles de fragmentación del ADN en
espermatozoides del grupo estéril con los de hombres fértiles. El
estudio se llevó a cabo mediante un examen simultáneo de la morfología
normal del espermatozoide, utilizando el contraste directo y la
fragmentación del ADN mediante examen microscópico con fluorescencia.
Se examinaba la morfología del espermatozoide en 400 células
seleccionadas aleatoriamente por muestra. Cuando se encontraba un
espermatozoide con morfología normal, se cambiaba a luz fluorescente
para determinar la integridad del ADN. El esperma con morfología normal
del grupo fértil no presentaba evidencia de fragmentación del ADN, pero
entre el 20 y el 66 por ciento de los espermatozoides de aspecto normal
del grupo de hombres estériles tenía dañado el ADN.
Para Avendaño, "el origen de la fragmentación del ADN puede obedecer a
múltiples factores", entre los que destacan, por ser los más
estudiados, el estrés oxidativo a causa de infecciones del tracto
reproductivo, y la apoptosis.
Sin embargo, apuntó el experto, "se cree que otros factores como la
edad, el tabaquismo, la exposición a la contaminación atmosférica y el
calentamiento testicular anómalo incrementan la proporción de
fragmentación del ADN en espermatozoides".
Ahora, los investigadores aplican la evaluación de la fragmentación del
ADN a las parejas con esterilidad debida al factor masculino. "Nuestros
resultados preliminares utilizando este nuevo método de evaluación
demuestran la existencia de una clara correlación negativa entre el
porcentaje de espermatozoides con fragmentación del ADN y la calidad
del embrión y los resultados en términos de embarazos", reveló
Avendaño.
"Diversos grupos de investigación han demostrado que además de afectar
al desarrollo embrionario normal, la fecundación con espermatozoides
dañados resultando en el parto de un niño vivo se puede asociar a una
mayor incidencia de anomalías cromosómicas, defectos de nacimiento más
o menos serios, e incluso cáncer infantil", advirtió.
"Nuestro estudio ha demostrado que la morfología normal del
espermatozoide no se puede usar por sí sola como único atributo para la
selección de espermatozoides para la ICSI. Habría que buscar nuevos
métodos que permitan una criba precisa de los espermatozoides con el
ADN intacto", aseveró el especialista.
Desde la introducción de la técnica de la ICSI se viene prestando menos
atención a la biología del espermatozoide. A juicio de Avendaño,
"aunque el procedimiento de la ICSI se salta la selección natural de
espermatozoides, creemos que se puede y se debe evitar el efecto
adverso de la inyección de un espermatozoide con fragmentación del
ADN". "Para evitar problemas en el futuro, es fundamental que sigamos
investigando la biología del espermatozoide", concluyó.
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