Más de 60.000 operaciones cardiacas, técnicas revolucionarias, ilustres pacientes... Durante más de siete décadas, Michael DeBakey desarrolló una serie de procedimientos quirúrgicos, hoy en día comunes para tratar dolencias coronarias, que llevaron a muchos a considerarlo el padre de la cirugía cardiovascular moderna. DeBakey ha fallecido a los 99 años.
"Ha mejorado la salud humana y marcó las vidas de las generaciones
futuras" dijo Ron Girotto, presidente del sistema del Hospital
Metodista de Houston. Este hospital y el centro docente Baylor College
of Medicine, donde el galeno desarrolló gran parte de su carrera, han
anunciado que DeBakey murió el viernes por causas naturales.
De Bakey formó a miles de cirujanos durante su carrera, fue un gran
cirujano y, sobre todo, un ingenioso inventor de técnicas y
dispositivos médicos. La innovación más famosa de este cirujano fue la operación de 'by pass' coronario
para destapar arterias obstruidas (una especie de puente que 'sortea'
la obstrucción del vaso), que realizó por primera vez en 1964, usando
venas de la pierna para hacer un 'puente' ('by pass', en inglés) sobre
las áreas bloqueadas o dañadas entre la aorta y las arterias coronarias.
En 1996, DeBakey ayudó a tratar a Boris Yeltsin,
ejerciendo como asesor mientras su antiguo alumno, el cirujano Renat
Akchurin, sometía a un quíntuple 'by pass' al presidente ruso, quien le
llamó "un mago del corazón".
DeBakey había empezado a desarrollar su 'magia' de niño, aprendiendo a coser de manos de su madre, una virtuosa costurera.
Más tarde, DeBakey contaría que se dedicó a la cirugía "porque quería
poner en práctica la destreza manual que desarrollé de niño".
DeBakey, nacido en Louisiana de padres inmigrantes libaneses, aún
era estudiante de la Tulane University en Nueva Orleans cuando en 1932 creó una bomba de infusión,
un componente fundamental de la máquina corazón-pulmón. Este artilugio
es el que permite seguir bombeando la sangre cuando se realiza una
operación a corazón abierto.
Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó en la oficina del Surgeon
General (la máxima autoridad en salud pública en EEUU), donde se le atribuyó el desarrollo de los hospitales quirúrgicos móviles del Ejército (las célebres unidades MASH) que acercaron la atención médica al campo de batalla y aceleraron el tratamiento de soldador heridos.
En los 50, volvió a echar mano de sus destrezas costureras y,
utilizando la máquina de coser de su mujer, creó en 1953 los primeros
injertos artificiales para reparar arterias con un nuevo material, el
Dracon.
Durante las décadas de los 50 y los 60, DeBakey realizó pioneras
cirugías, como la primera reparación de una obstrucción en la arteria
carótida (1950), el primer by pass aorto.coronario (1964) y algunos de
los primeros trasplantes de corazón que se hacían en EEUU (entre 1968 y
69).
DeBakey se convirtió en una celebridad médica en aquellos años, cuando los cirujanos desarrollaron tratamientos como trasplantes de corazón,
que capturaron el interés de la prensa y el público. En mayo de 1965,
apareció en la portada de la revista Time y su popularidad creció. Las
celebridades enfermas y los líderes mundiales acudían a DeBakey en
busca de tratamiento. Desde actores como Marlene Dietrich y Jerry Lewis hasta el armador Aristoteles Onasis se convirtieron en sus pacientes. DeBakey conoció a su segunda mujer en una fiesta en casa de Frank Sinatra.
DeBakey tenía una cordial relación con el presidente estadounidense
Lyndon Johnson, quien le pidió que fuese su secretario de Salud,
Educación y Bienestar. DeBakey declinó la oferta pero convenció a
Johnson para que aprobase el programa Medicare (un programa de atención
sanitaria estatal para personas mayores, un 'oasis' en la sanidad
privada de EEUU). Johnson también fue paciente de DeBakey, quien le
examinaba en escapadas secretas a Houston. En realidad, durante el último medio siglo fue asesor de casi todos los presidentes de EEUU.
El galeno tuvo una famosa rivalidad con otra 'super-estrella', el
cirujano cardiaco Denton Cooley, de Houston. Habían trabajado juntos en
los años 50, pero se distanciaron cuando Cooley logró reconocimiento
mundial por implantar el primer corazón artificial en un humano, en
1969. DeBakey dijo que el dispositivo era idéntico a uno en el que
estaba trabajando y que lo había utilizado sin su permiso.
La contienda entre los dos cirujanos fue difundida en un gran
reportaje de la revista Life, si bien en noviembre de lado pasado,
anunciaron que se habían reconciliado. En sus últimos años, DeBakey se
erigió en uno de los grandes defensores de la necesidad de hacer
investigación animal, oponiéndose a los grupos que defienden que son
investigaciones crueles e innecesarios. También fue un defensor de la
atención sanitaria a veteranos de guerra y, de hecho, el hospital de
veteranos de Houston lleva su nombre.
Siendo ya nonagenario, trabajaba aún diariamente, haciendo las
rondas en el Hospital Metodista de Houston y en el Baylor College of
Medicine, donde era rector emérito. A lo largo de su carrera, el
cirujano recibió numerosos premios, incluida la Medalla de Oro del
Congreso en abril de este año, por sus logros en medicina.
|